El estrés es una emoción frecuente en nuestra sociedad actual, debido a las demandas, acontecimientos y las percepciones que tenemos de ellos.
El estrés tiene un impacto en nuestra conducta y por tanto en nuestra salud, de ahí que muchas investigaciones actuales tengan al estrés, sus causas y sus consecuencias como protagonistas.
Por otra parte, la alimentación influye en nuestras emociones y viceversa, las emociones influyen en nuestra alimentación, tal como atestiguan algunos estudios recientes:
-Una investigación de febrero de este año del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del University College London, publicada en la revista Obesity, muestra como aquellas personas con altos niveles de cortisol, la hormona del estrés, durante largos períodos de tiempo, tenían un índice de masa corporal y tallas de cintura mayor que aquellas personas que tenían niveles más bajos de esta hormona.
De hecho, el estrés se asocia con la llamada “alimentación de confort”, alta en grasa y en azúcar , con el objetivo de generar bienestar (de forma rápida y a corto plazo, por supuesto).
-Un trabajo reciente, de la Universidad de Sydney en Australia, publicada en BMJ Open, demuestra como ingerir hasta siete raciones de frutas y verduras diarias reduce el riesgo de estrés psicológico en as mujeres de mediana edad. De hecho, en la investigación se ve como, el riesgo de padecer estrés disminuye proporcionalmente a las raciones de fruta y verduras diarias ingeridas; todo esto hasta siete ingestas, ya que a partir de este número no hay mayor influencia.
-Otro estudio reciente, sugiere que la flora intestinal podría figurar un importante papel en los síntomas de la depresión: en este trabajo sometieron a un grupo de ratones a estrés y comprobaron como su nivel de Lactobacilus había disminuido a la vez que mostraban síntomas depresivos; posteriormente regeneraron con Lactobacilus la flora intestinal de los roedores y comprobaron como los síntomas de depresión desaparecían. Los autores del trabajo creen que el yogur podría integrarse en la dieta de los pacientes depresivos y que quizás en un futuro, con investigación adicional, podría sustituir a la medicación utilizada para tratarla.
Por cierto, que en este blog ya hemos hablado en otras ocasiones de la influencia de la alimentación en el estado de ánimo y la salud mental:
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