Más de 15 millones de adultos en los Estados Unidos están afectados actualmente por una depresión, de forma que este problema se ha convertido en un de los desórdenes de salud más comunes de ese país.
Una de las estrategias para poder superar los síntomas depresivos es enfocarse en el presente, para recuperar la parte de su vida que la persona ha dejado de lado, contribuyendo así a la pérdida de sentido vital que padece.
Una muestra de este tipo de estrategias es de lo que nos habla un reciente estudio presentado en la 29 Convención Anual de la Asociación para la Ciencia Psicológica celebrada en Boston a finales de mayo.
Los autores, de la Universidad de Arizona, mostraron con su trabajo cómo las personas con depresión que practicaron escalada en muros artificiales o rocas de escasa altura (búlder) una vez por semana durante 8 semanas, experimentaron una mejora considerable en sus síntomas depresivos.
La escalada a estos niveles requiere alta concentración, puede ser adaptada al nivel de forma física de cada persona, requiere de coordinación, puede ser llevada a cabo en grupo y moviliza diferentes emociones.
Estos factores son precisamente las razones por las que las autoras investigaron los efectos de esta actividad y también es el motivo de que varios hospitales psiquiátricos en Alemania usen la escalada como parte de sus estrategias terapéuticas o que en Austria exista incluso un Instituto de Escalada Terapéutica.
Una de las autoras del estudio, Eva-María Stelzer, destaca que en la escalada es necesario prestar plena atención y concentrarse en el momento y que no hay demasiado espacio para que la mente divague (o rumie), ya que es muy importante estar en el aquí y ahora para no caerse.
Quizás esto se parezca un poco a lo que comenta Miquel Riera, uno de los padres del psicobloc (una modalidad de escalada sin cuerdas sobre el mar), en una entrevista cuando le preguntan en qué piensa cuando escala:
La actividad física, además de suponer un incentivo en el estilo de vida saludable de la persona, tiene una importante influencia en su estado de ánimo, tal como demuestran varios trabajos científicos.
Muchos de estos estudios se han centrado en ejercicios aeróbicos (como correr) o en caminar, sin embargo, hay otras actividades físicas que requieren concentración, coordinación y que además son más proclives a una interacción social saludable: la escalada es una de ellas.