El refrán “A barriga llena, corazón contento” quizás debería cambiarse para algunas mujeres por “A barriga llena, corazón sensible” según sugieren los resultados de un estudio realizado por Alice Ely, investigadora de la Escuela de Medicina de la Universidad de San Diego en California y publicado en la revista Appetite.
En este estudio, que utilizaba imágenes de resonancia magnética, se observó como las regiones del cerebro relacionadas con las recompensas se activaban más intensamente después de haber comido, una vez que las mujeres jóvenes que participaban en el experimento eran expuestas a imágenes románticas.
La hipótesis que la investigadora quería confirmar con su trabajo científico era que las mujeres sometidas históricamente a dietas eran más susceptibles frente a los estímulos de recompensa en general (básicamente estímulos relacionados con la comida, el sexo o las drogas) que las mujeres no sometidas a dieta, y lo que se descubrió fue que tanto unas como otras eran más sensibles a los estímulos de recompensa utilizados tras haber comido.
Es decir, que con el estómago lleno, las mujeres jóvenes en general responden más a los estímulos románticos.
Quizás sea éste el verdadero origen de las cenas románticas…