Realmente no creo que tenga mucha utilidad comparar ambas herramientas. Lo importante es que funcionen. Lo primero sería definir cuál es nuestro objetivo cuando usamos una técnica u otra, y por otra parte, es muy probable que el mindfulness, según circunstancias, produzca relajación.
Sin embargo me ha llamado la atención el artículo de la revista Science Daily que resume el estudio realizado por expertos de las universidades de Texas Tech y de Oregon (Estados Unidos).
En él se expone como meditar sirve, según los científicos, para reforzar la capacidad minada de autocontrol de los consumidores de tabaco, como demuestran estudios recientes de neuroimagen. En ellos se ha visto que los fumadores tienen menos actividad en las regiones del cerebro asociadas con el autocontrol.
Los expertos a su vez, declaran que hay evidencias que sugieren que los métodos para aumentar el autocontrol, como la meditación mindfulness, pueden reducir las influencias inconscientes que impulsan a una persona a fumar.
Para llevar a cabo el estudio, cuyos resultados han sido publicado en ‘Trends in Cognitive Sciences’, los investigadores reclutaron a 60 estudiantes, 27 fumadores y 33 no fumadores, a quienes les pidieron realizar un programa para aprender técnicas de meditación y relajación para la reducción del estrés. Los jóvenes se dividieron en dos grupos, de modo que la mitad recibió entrenamiento en meditación mindfulness (atención plena) y la otra mitad, entrenamiento en técnicas de relajación.
Antes y después de la realización de estos programas, que duraron dos semanas, se les realizaron escáneres cerebrales y análisis de monóxido de carbono para comprobar la cantidad de nicotina y los hábitos de los usuarios.
Sorprende cómo aunque muchos de los estudiantes dijeron que habían fumado lo mismo que antes del entrenamiento, los que habían recibido el entrenamiento en mindfulness mostraban en sus pulmones un nivel de monóxido de carbono que indicaba una reducción del hábito del 60 %.
El director del estudio, Yi-Yuan Tang, profesor de psicología en la universidad de Texas-Tech explica como los estudiantes cambiaron sus hábitos de fumar sin darse cuenta de ello, y cuenta como uno de los participantes que aseguraba que ese día se había fumado los veinte cigarros de la cajetilla se quedó bloqueado cuando se la sacó del bolsillo, la miró y comprobó que aún le quedaban diez…
Esto sugiere que quizás el deseo de dejar de fumar no es tan básico como se pensaba para lograr ser efectivo en el abandono del hábito.
Es decir, que con el uso del mindfulness, se podría dejar de fumar sin tener que proponérselo seriamente.
Hablando ya sobre la adicción a drogas en general, la directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, Nora Volkow ha explicado que se está empezando a comprobar que las drogas afectan a las áreas del cerebro encargadas del autocontrol, cómo influyen en la capacidad de autorregulación, de fijar objetivos y ser capaz de alcanzarlos, y cómo esos cambios influencian el comportamiento de la persona adicta”.
Demostrar que esto ocurre con las sustancias psicoactivas sería realmente impactante, por ejemplo para los consumidores habituales de cannabis, ya que quizás explicaría parte de la desidia de algún@s jóvenes adict@s.
Por otra parte, lo que parece claro, es que el mindfulness está desplazando a los tradicionales métodos de relajación, tanto a nivel de consulta del terapeuta, como a nivel individual, con la cantidad de manuales que circulan actualmente en el mercado.
