sábado, 30 de mayo de 2015

Una mente maravillosa

Hace algo más de una semana, el sábado 23 de mayo de 2015, moría en un accidente de tráfico, a los 86 años, John Forbes Nash, conocido matemático en cuya vida se inspiró la película “Una mente maravillosa”.
 
 
 
Un genio que supo adaptarse eficazmente a una esquizofrenia que le provocaba alucinaciones que limitaban seriamente su vida.
 
El verdadero John Nash
 
 
Tal como cuenta la película, Nash aprende a “convivir” con sus alucinaciones, simplemente ignorándolas.
 
 
En un principio, cuando surgen las alucinaciones, John se enreda con ellas, considerándolas como parte de la realidad, de modo que sus alucinaciones y delirios, condicionan totalmente su vida, conduciéndole a un estrepitoso fracaso tanto en el terreno personal, como en el laboral.
 
 
 
Sin embargo, más adelante, es capaz de empezar, sin medicación, a dejar a sus alucinaciones “a su libre albedrío”, sin prestarles atención, conduciendo su vida como si no estuvieran allí.
 
 
 
 
Pues bien, ésta es la forma en que se trabaja con los pensamientos no deseados en Terapia de aceptación y compromiso y mindfulness: aceptando que están ahí, pero no pensando que son reales ni enredándose con ellos.
 
Y si puede hacerse con alucinaciones, ¿acaso no va a poder hacerse con pensamientos?
Claro que sí, la mente es una herramienta a nuestro servicio (una herramienta maravillosa), y sin embargo, muchas veces somos nosotros los que nos ponemos al servicio de ella, como cuando creemos a pie juntillas los pensamientos que nos presenta, y nos agotamos dándoles vueltas, rumiando de forma improductiva.
 
 
 
 
Realmente, la película es una muestra de la dualidad de nuestra mente: John Nash utiliza la suya para crear los trabajos que años más tarde le permitirán recibir el premio Nobel, pero paradójicamente, es su misma mente la que crea las alucinaciones que le harán caer en un profundo pozo del que saldrá más adelante por sí sólo, ignorando determinados productos de su mente maravillosa.
 
 
Las alucinaciones de John Nash en la película
 
 
Entonces, ¿quieres probar a permitir que surjan los pensamientos, saber que sólo son eso, es decir, pensamientos, y no enredarte con ellos ni tratar de evitarlos, sino simplemente enfocar tu atención en aquello que te interesa en el aquí y el ahora?