sábado, 9 de julio de 2016

¿Seguro que la mente es maravillosa?

¿Dónde pasamos la mayor parte de nuestra vida? En muchos momentos, en lugar de estar en el aquí y ahora, estamos en el pasado, con nuestros recuerdos, o en el futuro, con nuestras preocupaciones.
Otras veces no estamos con preocupaciones, sino con ensoñaciones diversas, que no están asociadas a ninguna emoción intensa.
Y es que los pensamientos son como los estímulos externos, que mientras más intensa es la emoción que los acompaña, más fácil es que llamen nuestra atención.
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¿Dónde pasamos la mayor parte de nuestra vida?

De hecho, la misma expresión es ilustradora: llamar la atención. Una metáfora que me gusta mucho sobre la atención es que es como una linterna, ilumina aquello en nuestra vida hacia lo que la enfocamos; eso sí, ocurre que, normalmente, esa linterna enfoca a nuestra mente.
Cuando algo llama nuestra atención, atrae la luz de nuestra linterna, pero cuando el interés se acaba, y comienza la rutina, nuestra linterna se mueve para apuntar de forma casi automática hacia nuestra mente.
Además de con aquellas actividades que nos estimulan, podemos dirigir nuestra linterna hacia el aquí y ahora a través de ejercicios, como los de Mindfulness. De esta manera podemos corregir algo la tendencia a pasar más tiempo con nuestra mente que con aquello que verdaderamente está ocurriendo en nuestras vidas.
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Nuestra atención es como una linterna. Podemos dirigirla nosotros mismos.


Entonces, ¿es la mente maravillosa? Mi respuesta es que no siempre.
Y si no, que se lo digan a todas aquellas personas que habitualmente sufren por las emociones que acompañan sus pensamientos intrusivos y recurrentes. La rumiación es un hábito altamente extendido en nuestra sociedad.
 
Según una investigación publicada en la revista Psychological Science, cuando nuestra mente no está ocupada en rumiaciones y pensamientos obsesivos, tiende de forma natural hacia el pensamiento original y creativo.
A través de diversos experimentos entre los que, por ejemplo, daban tareas de diferente carga mental (como recordar cadenas de cifras de diferente longitud) a los sujetos participantes, pudieron observar que, aquellos que realizaban las de menor carga mental, eran los que proporcionaban asociaciones más creativas y originales a diferentes palabras que les asignaban los experimentadores.
Las respuestas de los participantes sometidos a mayor carga mental eran corrientes, mientras que las del otro grupo eran más originales. Además, el tiempo empleado para dar las respuestas corrientes, era mayor que para las respuestas creativas.
Los autores proponen una distinción entre dos términos que recogen dos tipos de actividad mental: Exploración y Explotación.
Cuando exploramos, atendemos de forma amplia, con curiosidad y con actitud de aprender. Cuando estamos en modo explotación, nos guiamos por nuestras expectativas, y en confiamos en la seguridad de un entorno predecible.
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Los niños pasan mucho tiempo explorando. Aquí las únicas que explotan son las pompas de jabón.


Cuando nos vamos de excursión o de viaje, estamos en modo exploración (con nuestra linterna enfocando al presente) durante gran parte del tiempo, mientras que, en los momentos más cotidianos como cuando llegamos a casa tras un duro día de trabajo, estamos más inclinados a permanecer con nuestra mente en explotación.
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A la luz de nuestra conciencia todo es novedad.


¿Quieres pasar más tiempo explorando y menos explotando?
Para estar más tiempo en el presente, una forma es realizar tareas altamente estimulantes (según los gustos de cada persona); no obstante, aunque podamos programarnos de alguna forma para hacer más actividades que atraigan nuestro interés, hay una serie de actividades que se convierten en rutinarias, como comer, ducharse, conducir e caminar hacia el trabajo, etc. etc. etc. etc…¿qué podemos hacer entonces?
Una alternativa muy eficaz es realizarlas con atención plena (mindful living).


Woman eating spaghetti in restaurant_ New York, 1941 (1)
Nada parece igual si le prestamos plena atención.