Según un estudio del departamento de Sociología de la Universidad de Washington, el divorcio es estacional: aumenta considerablemente después de las vacaciones de verano y Navidad.
Los autores del trabajo realizaron un análisis de las fechas de tramitaciones de los divorcios en diferentes zonas de Estados Unidos y comprobaron que todos los años se cumplía ritualmente el aumento de divorcios en agosto y en marzo.
Los investigadores presentaron los resultados en la convención anual de la Asociación Americana de Sociología, que indicaban que en los meses de Agosto y Marzo, tras las vacaciones correspondientes, hay dos picos de presentación de solicitudes de divorcio.
Según uno de los autores, las parejas con problemas piensan que las vacaciones podrán solucionar sus diferencias y que unas felices Navidades o buen camping de verano acabarán con sus rencillas.
Los autores sugieren que las vacaciones para la gente representan períodos del año de oportunidades para un nuevo comienzo, para cambiar, de transición hacia una nueva vida; es como un ciclo de optimismo, de modo que las vacaciones se convierten en auténticos momentos cargados de simbolismo en nuestra cultura.
Sin embargo, esos períodos pueden suponer una carga emocional y ser muy estresantes para las parejas en conflicto, lo cual puede promover en ocasiones el divorcio, en lugar de evitarlo.