Se podría
definir como la terapia que trata de enseñar a las personas a ser más valientes
y a perseguir lo que quieren.
Esta forma tan
sencilla de definirla deriva precisamente de sus dos componentes fundamentales:
La ACEPTACIÓN y EL COMPROMISO.
ACEPTACIÓN
porque la persona debe aceptar sus miedos. Debe aceptar sus recuerdos,
pensamientos, emociones y sensaciones no deseadas.
COMPROMISO
porque aceptando esto puede moverse hacia aquello que valora.
Se trata de
hacer antes de estar o sentirse bien. No hay que esperar a sentirse plenamente
bien para hacer las cosas que queremos porque este estado de satisfacción plena
no llega sin hacer nada. Hay que actuar primero para después sentirse mejor.
La felicidad no
engloba sólo los pensamientos, emociones y sensaciones agradables sino también
las desagradables. La vida no es sólo un valle de lágrimas pero tampoco
únicamente una montaña de carcajadas.
ACT es una
terapia que mediante ejercicios experienciales, metáforas y reestructuración
del lenguaje logra que el individuo aprenda a madurar y a comportarse como los
valientes: Actuar a pesar del miedo.
En ACT se trata
de que la persona haga hueco a las emociones que habitualmente evita para
después actuar a pesar de sentirlas.
Esto se podría
relacionar con la investigación del psicólogo Roy Baumeister, que concluye que
todas las variantes de esfuerzo voluntario (cognitivo, emocional o físico)
hacen uso de un fondo compartido de energía mental.
En los
experimentos de Baumeister los individuos que debían ejercer el autocontrol
estaban menos dispuestos a esforzarse en hacer alguna tarea posterior.
Y de igual
forma, frente a un reto cercano, los sujetos estaban menos dispuestos a ejercer
autocontrol.
Este fenómeno se
ha llamado Agotamiento del Ego.
Se demuestra por
ejemplo pidiendo a los participantes que traten de reprimir la reacción
emocional ante una película de gran carga emotiva y someterlos después a un
test de resistencia física en el que deben mantener presionado un dinamómetro a
pesar del creciente malestar.
El esfuerzo
emocional de la primera parte del experimento reduce la capacidad de resistir
el dolor que produce la contracción sostenida del músculo.
En general las
tareas que producen agotamiento del ego son aquellas en que se trata de
reprimir una tendencia natural, como por ejemplo:
-Evitar pensar
en osos blancos (puedes probar a no pensar en un oso blanco)
-Reprimir la
respuesta emocional ante una película conmovedora
-Hacer
elecciones que suponen un conflicto
Es decir, que
las tareas que supongan ir en contra de lo espontáneo producen agotamiento del
ego, lo cual produce desmotivación ante los retos.
Esto cuadra
totalmente con la base de ACT que enseña a la persona a no evitar sus
pensamientos y emociones para poder ir en busca de lo valorado (sus retos). Según las investigaciones de R. Baumeister, las personas que tratan de controlar sus pensamientos o emociones con frecuencia sufren agotamiento del ego, lo cual les deja poca energía restante para poder ir en busca de aquello que realmente desean.
Curiosamente, el grupo de
Baumeister también descubrió que hay una forma de reestablecer el Ego agotado (es
decir, de recuperar la energía mental) y es ingiriendo GLUCOSA.
De esta forma el cerebro es capaz de enfrentarse a retos a pesar de estar agotado por esfuerzos de autocontrol.
En Terapia de
Aceptación y Compromiso hay varios referentes a nivel internacional y uno de
ellos es la española Carmen Luciano.
Carmen dirige el
Instituto ACT en Madrid y allí forma a los terapeutas que quieren enseñar a las
personas a ser valientes y dirigir sus pasos hacia aquello que más desean.