¿Sabías que escuchar música o ver la tele mientras comes podría hacer que comas más de lo que quieres? Al menos, eso es lo que asegura un estudio publicado en la revista Food Quality and Preference.
Este estudio se basa en el Efecto Crunch, esto es, la influencia en nuestro apetito de los sonidos producidos cuando comemos.
Aunque los sonidos de algunos alimentos al cocinarse (como cuando freímos bacon o hacemos roscas) podrían hacernos la boca agua, los investigadores han demostrado que los sonidos de mascar, masticar y del crujir de los alimentos pueden influirnos aún más.
Entre las investigaciones alimentarias actuales son muy comunes las que tratan de mantener el sabor y la textura de los alimentos limitando su contenido en grasa y azúcares. Sin embargo el sonido de los alimentos no ha sido tan estudiado, aunque, bien pensado, ¿cómo sería comer una zanahoria que no crujiera o servir un refresco sin oír el sonido del gas?
Comemos más si no nos oímos masticar
En tres experimentos realizados por separado, investigadores de la Brigham Young University (BYU) y de la Colorado State University (CSU) observaron la importancia del sonido de la comida.
Uno de los experimentos demostró incluso que si se pide a la gente que piense en los sonidos de la comida, por ejemplo a través de anuncios publicitarios, el consumo de comida se reduce.
En otro estudio, los participantes comieron snacks mientras llevaban auriculares que emitían ruido a diferentes volúmenes: los resultados mostraron que los ruidos más intensos, que enmascaraban el sonido del masticar, hacían que los participantes comieran más. Los que estaban en el grupo de los sonidos más altos comieron cuatro galletas saladas de media, mientras que los del grupo más silencioso comieron 2,75.
En otras palabras, mientras más conscientes somos del comido que hace la comida al comerla, más probable es que comamos menos. A este fenómeno se le ha denominado el Efecto Crunch.
Como uno de los profesores de la BYU dice, si la gente se concentrara más en la sonido producido al comer, comería menos. Esto no es lo que ocurre cuando hay otros sonidos presentes mientras comemos, como ocurre cuando vemos la televisión al mismo tiempo.
Estas investigaciones confirman los resultados de los estudios que relacionan practicar Mindfulness durante la comida (mindful eating) con el comer menos. Eso sí, no tendríamos que estar atentos sólo al sabor, al aspecto y la textura de los alimentos, sino también a su sonido.