Además de las
diferentes sustancias químicas que intervienen a nivel de las neuronas del
sistema nervioso sobre nuestro comportamiento, existen otros factores que
pueden influir en él .
Estos
factores, en principio difíciles de determinar, pueden provocar cambios dramáticos
en el comportamiento de las personas.
Tal es el
caso por ejemplo de Charles Whitman, que el 1 de agosto de 1966 protagonizó una
matanza desde una torre de la Universidad de Texas, Austin.
Whitman mató a 3 de sus víctimas dentro de la torre de la
universidad, y a 12 más disparando desde el mirador de la torre. Dos de las personas heridas fallecieron en los
treinta días siguientes, por lo que en total causó 19 víctimas mortales.
Una vez
abatido Whitman, la policía averiguó que previamente había asesinado también a
su madre y a su mujer.
Whitman era el mayor de tres hermanos, sobresalía en sus estudios y
era muy apreciado por sus compañeros y vecinos; había
sido boy scout, marine y cajero en un banco, sin embargo unos meses antes de la
matanza había escrito en su diario que pensaba que algo había cambiado en su
cerebro.
Una parte de su nota de suicidio decía:
No entiendo muy bien qué es lo que me obliga escribir esta carta.
Quizás es para dejar alguna vaga razón por las acciones que recientemente he
hecho. Realmente no me entiendo estos días. Se supone que debo ser un hombre
razonable e inteligente. Sin embargo, últimamente (no puedo recordar cuándo
comenzó) he sido víctima de muchos pensamientos inusuales e irracionales.
Una vez le
hicieron la autopsia descubrieron que así había sido, su cerebro presentaba un
glioblastoma del tamaño de una moneda que le comprimía la estructura cerebral
llamada amígdala.
El documento decía que esta lesión "posiblemente podría haber
contribuido a su incapacidad para controlar sus emociones y acciones."