Las películas de los hermanos Coen tienen cierto magnetismo para mí. Me resultan entretenidas, aunque cuando acaban, la sensación que me queda de la película es bastante extraña, como de vacío, es decir, como si no me transmitiera ningún mensaje salvo quizás la falta de sentido presente en el guión, y quizás en ciertas fases de la vida.
Creo que parte de la culpa de este efecto, es la alexitimia de los personajes de algunas de sus películas.
La alexitimia podría definirse como un rasgo de la personalidad que implica la dificultad para identificar y expresar emociones. Esta deficiencia tiene consecuencias negativas, tanto para relacionarse con los demás, como por las consecuencias en la salud que se le atribuyen (enfermedades psicosomáticas, cáncer, etc.), o también por la dificultad a la hora de tomar decisiones, ya que las emociones juegan un papel fundamental en muchas de ellas.
En el tráiler que he puesto al inicio del post, “El hombre que nunca estuvo allí”, Billy Bob Thorton retrata con maestría a un peluquero alexitímico, al que suceden auténticas calamidades que sufre apenas sin inmutarse.
Otra película de los Hermanos Coen en la que el personaje encarna a la perfección la alexitimia es “Un hombre serio”, en la que a un profesor judío le ocurre también una desgracia tras otra sin ninguna reacción emocional aparente por su parte.
Probablemente la dificultad que sufren estas personas deriva de la incapacidad de interpretar las sensaciones físicas, y/o de reaccionar ante ellas, ya sea bien por razones estructurales (pues hay estudios que relacionan la alexitimia con anormalidades cerebrales), bien por la educación recibida, toda vez que la alexitimia no tiene por qué definirse como un trastorno, sino que puede considerarse como un rasgo de la personalidad que se puede poseer en mayor o menor medida.