En esta frase se reflejan las circunstancias que en ocasiones mantienen a las personas bloqueadas o estancadas, o quizás perdidas...como sin rumbo, pues a veces nuestros miedos nos paralizan y nos hacen salir del camino en la dirección hacia aquellos que valoramos, hacia lo que realmente nos importa.
Los miedos pueden promover la apatía, de modo que la desgana inunda el entorno de la persona y hace que pierda iniciativa.
La Terapia de Aceptación y Compromiso promueve que el paciente se comprometa con lo que es valioso para él, de modo que su vida vuelva a tener significado. Para ello se exploran los diferentes ámbitos (carrera profesional, relaciones, familia, ocio, autocuidado, etc.) en busca de valores. Pero los valores no son objetivos, sino direcciones. Lo importante no es tanto alcanzar una meta, sino vivir con sentido.
Al reencuentro de los valores, le siguen las acciones con significado: actos en la dirección elegida. Aquí es donde hay que atreverse a dar el paso.
Una metáfora que puede ilustrar este momento es la del baño en el mar: si estás en la playa, y sabes que normalmente disfrutas del baño, ya que te refrescará...¿te metes en el agua, o te quedas en la orilla, pensando si el agua estará fría y anticipando lo mal que lo pasarás al principio?