Para jugar al juego interior" hay que vivir el presente, que es lo que
defiende el llamado Hedonismo Sensorial cuando habla de dejar de no pensar en el
pasado o en el futuro cuando estamos haciendo cualquier actividad (por ejemplo
ducharnos, lavarnos los dientes, hacer tostadas o cocer un huevo para desayunar).
La forma de vivir el presente es
SENTIR el presente:
ver, escuchar y captar las sensaciones de cada momento; sentir como cae el agua de la ducha sobre la piel, disfrutar de la agradable
temperatura del agua, mirar las pequeñas gotas y su trayectoria en la mampara
cuando se deslizan sobre ésta, o captar el olor de las tostadas o del pan
recién hecho.
Es curioso ya que el cerebro para
ahorrar energía tiende a “desconectar” la conciencia cuando estamos haciendo
algo que ya hemos hecho muchas veces anteriormente. Ponemos el piloto
automático y empezamos a pensar en diferentes cosas mientras hacemos cualquier
rutina como conducir o ducharnos.
Ahorramos energía porque no
tenemos que pensar en lo que estamos haciendo sino que podemos poner nuestra
“televisión mental” y dejar que nuestros pensamientos escapen y sigan el
recorrido que ellos quieran.
Y sin embargo, el enfoque del
hedonismo sensorial nos pide que rompamos con este proceso natural y traigamos
de vuelta al presente a nuestra conciencia, para que veamos, escuchemos y
sintamos lo que estamos haciendo, y disfrutemos de ello.
De ahí los repetidos consejos
como por ejemplo volver a casa desde el trabajo por un camino diferente al
habitual o modificar el orden del contenido de nuestras rutinas. Estos cambios
hacen que el cerebro necesite pensar y vuelva a conectar la conciencia.
Estos fenómenos de desconexión de
la conciencia producen las llamadas lagunas
temporales, como cuando por ejemplo tras haber conducido un rato con “el
piloto automático” no sabemos bien como hemos llegado al trabajo, ni con qué
coches nos hemos cruzado en el trayecto.
También dan lugar a las ausencias mentales, en las que hacemos
algo como autómatas mientras pensamos en algo que nos abstrae, dando lugar a
casos como el del científico despistado que siempre va dándole vueltas en la
cabeza a sus investigaciones y no pone asunto en cómo se viste o dónde se
sienta.
El hedonismo sensorial ya
mencionado es una de las tareas encomendadas al paciente depresivo en la terapia conductual, pues le obliga a
desplazar su mente desde su mundo interior y/o de su pasado hacia el mundo
externo.
En el caso del paciente ansioso desplaza la mente
desde sus rumiaciones o desde el futuro anticipado hacia el presente de su
entorno. De ahí que un consejo popular cuando alguien se encuentra triste o
estresado suele ser “date una vuelta para que te dé un poco el aire”.
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