Desde hace mucho tiempo hay debates entre el libre albedrío o la supuesta facultad del hombre de elegir y el Determinismo, que niega esta capacidad.
A voz de pronto, diríamos que somos libres para elegir, y sin embargo, para los neurocientíficos la cosa no está tan clara. Es por eso, que se ha investigado el Libre Albedrío usando ordenadores que leen la mente.
La primera investigación neurocientífica sobre el libre albedrío tuvo lugar en la década de los 80 con el trabajo de Benjamin Libet, que realizó una serie de experimentos que parecían apoyar el determinismo.
Libet pidió a los participantes que hicieran un giro de muñeca en momentos aleatorios mientras medía sus ondas cerebrales y descubrió que podía medir un determinado tipo de actividad neuronal antes de que se moviera la muñeca de los participantes, lo cual daba a entender que la actividad neurológica precedía a la decisión consciente de mover la muñeca, por lo que a esta actividad se la denominó potencial de lectura.
Al mismo tiempo, otros científicos consideraron que el potencial de lectura podría de hecho ser la causa del movimiento, por lo que, el siguiente reto de Libet fue averiguar si el potencial de lectura podía detectarse antes de que la intención consciente de mover la muñeca se registrase.
En otras palabras, ¿sabía el cerebro de los participantes lo que iban a hacer antes de que ellos mismos supieran lo que iban a hacer?
Para responder a esta pregunta, Libet pidió a los participantes que mirasen un reloj y, después de haber hecho el giro de muñeca, les preguntó a qué hora exactamente habían decidido hacer el movimiento. Curiosamente, el potencial de lectura inconsciente empezó como medio segundo antes del momento en el que la persona informó de que había tomado la decisión.
Con estos resultados, muchos serían los que tratarían de negar el libre albedrío, pero lo cierto es que el asunto parece ser algo más complicado…
El resurgimiento del libre albedrío
Un estudio reciente, llevado a cabo en el Charité’s Bernstein Center for Computational Neuroscience de Berlín, ha reabierto el antiguo debate.
Los resultados publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences son fascinantes.
El equipo investigador quería averiguar si el potencial de lectura podía ser vetado (cancelar la decisión) por el cerebro; es decir, una vez que la mente inconsciente había decidido realizar una acción, ¿podía la mente consciente modificarla?
Para ello se ideó un ingenioso experimento: los participantes debían realizar un duelo con el ordenador mientras sus ondas cerebrales se monitorizaban mediante electroencefalografía (EEG).
El ordenador se programó para poder leer la mente del participante. Cuando el programa detectaba el potencial de lectura del EEG asociado al siguiente movimiento de la persona, podía preverlo, representando el movimiento, antes incluso de que la persona fuera consciente de que lo iba a hacer.
Pero es que además, se comprobó que a pesar de esta predicción, la persona era capaz de cambiar de parecer en la última fracción de segundo, es decir, podía intervenir en el proceso de toma de decisión e interrumpir el movimiento.
Entonces, parece ser que somos algo más libres de lo que pensaban los neurocientíficos, aunque aún no está dicha la última palabra…
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