viernes, 28 de marzo de 2014

LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO



 La terapia de aceptación y Compromiso (ACT) es una de las denominadas terapias de tercera generación, lo cual quiere decir que es uno de los enfoques más modernos que se utilizan en terapia psicológica.
Se podría definir como la terapia que trata de enseñar a las personas a ser más valientes y a perseguir lo que quieren.
Esta forma tan sencilla de definirla deriva precisamente de sus dos componentes fundamentales: La ACEPTACIÓN y EL COMPROMISO.
ACEPTACIÓN porque la persona debe aceptar sus miedos. Debe aceptar sus recuerdos, pensamientos, emociones y sensaciones no deseadas.
COMPROMISO porque aceptando esto puede moverse hacia aquello que valora.

Se trata de hacer antes de estar o sentirse bien. No hay que esperar a sentirse plenamente bien para hacer las cosas que queremos porque este estado de satisfacción plena no llega sin hacer nada. Hay que actuar primero para después sentirse mejor.




La felicidad no engloba sólo los pensamientos, emociones y sensaciones agradables sino también las desagradables. La vida no es sólo un valle de lágrimas pero tampoco únicamente una montaña de carcajadas.




ACT es una terapia que mediante ejercicios experienciales, metáforas y reestructuración del lenguaje logra que el individuo aprenda a madurar y a comportarse como los valientes: Actuar a pesar del miedo.



En ACT se trata de que la persona haga hueco a las emociones que habitualmente evita para después actuar a pesar de sentirlas.

Esto se podría relacionar con la investigación del psicólogo Roy Baumeister, que concluye que todas las variantes de esfuerzo voluntario (cognitivo, emocional o físico) hacen uso de un fondo compartido de energía mental.




En los experimentos de Baumeister los individuos que debían ejercer el autocontrol estaban menos dispuestos a esforzarse en hacer alguna tarea posterior.
Y de igual forma, frente a un reto cercano, los sujetos estaban menos dispuestos a ejercer autocontrol.
Este fenómeno se ha llamado Agotamiento del Ego.




Se demuestra por ejemplo pidiendo a los participantes que traten de reprimir la reacción emocional ante una película de gran carga emotiva y someterlos después a un test de resistencia física en el que deben mantener presionado un dinamómetro a pesar del creciente malestar.

El esfuerzo emocional de la primera parte del experimento reduce la capacidad de resistir el dolor que produce la contracción sostenida del músculo.

En general las tareas que producen agotamiento del ego son aquellas en que se trata de reprimir una tendencia natural, como por ejemplo:

-Evitar pensar en osos blancos (puedes probar a no pensar en un oso blanco)

-Reprimir la respuesta emocional ante una película conmovedora

-Hacer elecciones que suponen un conflicto

Es decir, que las tareas que supongan ir en contra de lo espontáneo producen agotamiento del ego, lo cual produce desmotivación ante los retos.

Esto cuadra totalmente con la base de ACT que enseña a la persona a no evitar sus pensamientos y emociones para poder ir en busca de lo valorado (sus retos). Según las investigaciones de R. Baumeister, las personas que tratan de controlar sus pensamientos o emociones con frecuencia sufren agotamiento del ego, lo cual les deja poca energía restante para poder ir en busca de aquello que realmente desean.

Curiosamente, el grupo de Baumeister también descubrió que hay una forma de reestablecer el Ego agotado (es decir, de recuperar la energía mental) y es ingiriendo GLUCOSA.












De esta forma el cerebro es capaz de enfrentarse a retos a pesar de estar agotado por esfuerzos de autocontrol.


En Terapia de Aceptación y Compromiso hay varios referentes a nivel internacional y uno de ellos es la española Carmen Luciano.



Carmen dirige el Instituto ACT en Madrid y allí forma a los terapeutas que quieren enseñar a las personas a ser valientes y dirigir sus pasos hacia aquello que más desean.