viernes, 5 de julio de 2013

El Hedonismo Sensorial



Para jugar al juego interior" hay que vivir el presente, que es lo que defiende el llamado Hedonismo Sensorial cuando habla de dejar de no pensar en el pasado o en el futuro cuando estamos haciendo cualquier actividad (por ejemplo ducharnos, lavarnos los dientes, hacer tostadas o cocer un huevo para desayunar).













La forma de vivir el presente es SENTIR el presente: 
ver, escuchar y captar las sensaciones de cada momento; sentir como cae el agua de la ducha sobre la piel, disfrutar de la agradable temperatura del agua, mirar las pequeñas gotas y su trayectoria en la mampara cuando se deslizan sobre ésta, o captar el olor de las tostadas o del pan recién hecho.






























Es curioso ya que el cerebro para ahorrar energía tiende a “desconectar” la conciencia cuando estamos haciendo algo que ya hemos hecho muchas veces anteriormente. Ponemos el piloto automático y empezamos a pensar en diferentes cosas mientras hacemos cualquier rutina como conducir o ducharnos.













Ahorramos energía porque no tenemos que pensar en lo que estamos haciendo sino que podemos poner nuestra “televisión mental” y dejar que nuestros pensamientos escapen y sigan el recorrido que ellos quieran.

Y sin embargo, el enfoque del hedonismo sensorial nos pide que rompamos con este proceso natural y traigamos de vuelta al presente a nuestra conciencia, para que veamos, escuchemos y sintamos lo que estamos haciendo, y disfrutemos de ello.







De ahí los repetidos consejos como por ejemplo volver a casa desde el trabajo por un camino diferente al habitual o modificar el orden del contenido de nuestras rutinas. Estos cambios hacen que el cerebro necesite pensar y vuelva a conectar la conciencia.













Estos fenómenos de desconexión de la conciencia producen las llamadas lagunas temporales, como cuando por ejemplo tras haber conducido un rato con “el piloto automático” no sabemos bien como hemos llegado al trabajo, ni con qué coches nos hemos cruzado en el trayecto.
También dan lugar a las ausencias mentales, en las que hacemos algo como autómatas mientras pensamos en algo que nos abstrae, dando lugar a casos como el del científico despistado que siempre va dándole vueltas en la cabeza a sus investigaciones y no pone asunto en cómo se viste o dónde se sienta.







El hedonismo sensorial ya mencionado es una de las tareas encomendadas al paciente depresivo en la terapia conductual, pues le obliga a desplazar su mente desde su mundo interior y/o de su pasado hacia el mundo externo.





En el caso del paciente ansioso desplaza la mente desde sus rumiaciones o desde el futuro anticipado hacia el presente de su entorno. De ahí que un consejo popular cuando alguien se encuentra triste o estresado suele ser “date una vuelta para que te dé un poco el aire”.